Recuerdos

— Debes dejar de hacerte la tonta y responder sus mensajes —gruñó mientras colgaba nuevamente el teléfono. Era la tercera vez que Charlotte evitaba que su pequeña hermana se enfrentara a sus problemas. Pero era tarde para hacerla cambiar de opinión, la valentía que la había inundado por mucho tiempo se había esfumado por completo, la había abandonado.

— ¿Ahora sí debo? ¡Quién te entiende! —respondió con una adorable sonrisa aunque su tono era de reproche. Dulcificó su mirada, haría lo que fuera para evadir el momento de hablar, era mejor postergarlo.

Los adornos navideños inundaban el hogar de su hermana mayor, pronto llegaría la tercera de ellas y entonces podría olvidarse de todos los problemas. Estando las tres juntas era más fácil lidiar con sus mostruos, no importaban cuantos fueran, estando juntas todo parecía mucho mejor. Además, la echaba de menos.

— Oye Char... —comenzó a decir. No sabía como abordar aquel tema en específico, en realidad aun no lo superaba del todo, no era para menos sólo dos años habían pasado. Aún lo echaban de menos como si hubiera ocurrido el día de ayer— ¿iremos a verlo, verdad? —se animó a preguntar pero en seguida se lo reprochó.

Su hermana palideció al instante y la joven odió ser tan poco cuidadosa con sus palabras. La castaña esperó a que el color regresara a las mejillas de Charlotte aunque en realidad temía ya decir cualquier cosa, preguntar había sido una estupidez; incluso si existía una negativa por parte de su hermana ella iría a verle. Se había hecho esa promesa desde que todo ocurriera.

— Sí, iremos mañana si así lo quieres —respondió su hermana de manera cariñosa pero evadiendo la mirada de la menor. Ella no la forzó, sentía el eco de su dolor. Los recuerdos le dejaban claro que aun estaba viva.

El teléfono volvió a sonar. Instintivamente ella se hizo hacia atrás pero la postura de Charlotte le dejo totalmente claro que esa vez no podría atender la llamada. Gimió temiendo lo peor, sabía que oír su voz pasmaría su mundo y la dejaría nuevamente en penumbra. Tomó airé, mientras tanto las imágenes acudieron a su mente llenándola de ideas que ella prefería evitar.

— ¿Si? —fue lo único que logró articular.

Esperaba escuchar una voz que la dejara callada pero sólo llegó hasta sus oídos la bien conocida voz de su hermana peleando con su ropa, seguramente los botones se le habían perdido. Suspiró llena de alivió y esbozó una sonrisa cuando la discusión entre el objeto inanimado y Luna llegó a su fin.

— Llego pasado mañana —sentenció para después maldecir quedamente aunque ella la había escuchado perfectamente.

— ¿Voy por ti al aeropuerto?

— No, te veo en la casa... las veo. ¿Cómo está? —preguntó cuidadosamente y bajando un poco más el tono de su voz. Parecía que se habían informado telepáticamente de los acontecimientos. Agradeció que no preguntara por nada más.

— Mañana —respondió con un suave gemido. Entendía el significado de aquella sencilla palabra.

— Salúdalo de mi parte —dijo y guardo silencio por un segundo—, oye... desconecta el teléfono. —finalizó para después colgar.

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