Impensable

No importaba el momento, la época, ni siquiera el espacio en el que se hallaban. El tiempo carecía de sentido, era intranscendental. Sus sonrías eran sugerentes y anhelantes. El problema de sus corazones: el mismo; estar juntos era imposible, impensable, ilógico, contra natura, ridículo, simplemente no era.


Y, aun así él se sentía con el derecho de poder rozar sus labios contra los de ella, ella gozaba del privilegio de enrollar sus dedos en los mechones recién lavados de aquel pelinegro. Se conocían desde hace años, se habían reído, jugado bromas, bailado, burlado. ¡¿Qué no habían hecho?!, ahora lo sabían.


Sonreía cuando la miraba, suspiraba cuando lo extrañaba, las noches se iban en un abrir de ojos con el simple hecho de su presencia. Pero aquello era irreal, ambos lo sabían, lo entendían pero les era imposible y doloroso dar el paso que los alejara. No podían, se necesitaban mutuamente.


Habían forjado lazos irrompibles, experiencias únicas que sabían jamás repetirían con alguien más, no porque no pudieran sino porque nadie seria capaz de llenar sus zapatos. Se necesitaban porque eran amigos, se querían porque siempre lo habían hecho y se deseaban por... ¡porque el cosmos conspiraba contra ellos!

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