Sin dudas

Y nuevamente ahí me encontraba, había sucumbido ante sus encantos de una manera que ni yo misma concebía el hecho. Mi mente, aún confusa, no lograba entender cómo es que después de todo lo que se conocía había caído, era ilógico. No podía estar ocurriendo, no me podía estar ocurriendo a mí. 


Pero entonces recordé que si estaba pasando, si me pasaba a mi. No tenía ni pies ni cabeza, a pesar de aquello estaba consciente de la cara de borrego a medio morir que seguramente ponía cuando lo veía, de como un brillo sin igual aparecía en mis ojos observándolo como si fuera un dios, como si literalmente fuera un ángel caído del cielo, un tesoro que quería para mí.


Estaba totalmente ofuscada, el simple hecho de evocar su presencia lograba desarmarme por completo. Ni hablar cuando en verdad se hallaba a unos cuantos palmos de mí, entonces lo demás poco sentido tenía para mi, el exterior existía por el simple hecho de que él lo hacía...


Las dudas que usualmente asaltaban el interior de cualquiera aparecieron, coexistieron con la idea de un infortunio amoroso; era normal, era natural. De hecho, si aquellas no hubieran emergido entonces un serio problema se hubiese causado en mi mente, pero ahí estaban. Juguetonas, burlonas, irónicas... con cada idea dada bromeaban, la pisoteaban haciéndome vacilar.


A pesar de aquello las sonrisas eran imborrables, al menos en tu audiencia... ¿qué más se podía hacer sino sonreír?, entonces te atreviste a mirar y a responder con un gesto adorable. No había incertidumbre en tus palabras cuando las dedicaste al fin, no existía la indecisión mucho menos algún titubeo, entonces abrigue esperanzas...

Entradas populares