Off line...

Todo estalló, parecía que una guerra se libraba dentro de mi ser. El aire de mis pulmones parecía ser totalmente insuficiente, la cabeza palpitando y las palabras huyendo de mi mente. Era imposible, tenía mil guiones hechos y en el momento no recordaba ni como estructurar una simple frase. Tus palabras parecían cuchillos, sin embargo no puedo decir que las mías fueran flores, lo admito.

Entonces decidí huir, resguardarme en mi mente donde yo misma era capaz de torturarme y consolarme... no había necesidad de decir algo más. No era posible añadir una sola sílaba. Lo dicho, estaba dicho, lo hecho... hecho. Las fuerzas que hasta entonces había aparentado se alejaron de mi presencia, sostenerme de pie me costaba, me deje caer en el suelo... que lugar tan agradable resultaba, frió y duro... lo único seguro.

El sonido de aquel aparato resultó totalmente desconocido, miré el remitente y me asustó contestar, me apaniqué a la hora de pensar en aquello que pudiera decir. Tardó en llegar menos de lo que yo imaginaba, había logrado volver a ponerme de pie pero aun la cabeza la mantenía baja, no podía mirarle los ojos... si lo hacía seguro me derrumbaría.

Se marchó. Sacudí la cabeza intentando asimilar sus palabras pero cada palabra que era dicha se incrustaba en aquellos finos cortes que ya se habían provocado. Sus brazos me rodearon, aunque no estuve consciente de ello hasta que sentí sus manos limpiando aquellas gotas ácidas que sin darme cuenta se habían derramado por torrentes, intenté controlarlas pero de repente alguna simple imagen se cruzaba en mi mente y el drama recomenzaba.

No podía permitirme caer tanto, no podía dejar que todos vieran lo mucho que afectaba... no podía causarle más problemas de los que ya le había causado. Suspiré, y ahí se fue el último aliento. Me reanimé, o al menos eso intenté aunque el fantasma de la melancolía no se apartaba, esperaba el momento ideal para renacer, buscaba cualquier flaqueza, cualquier debilidad por mínima que fuera él la aprovecharía.

El tiempo corrió, aunque de manera lenta a mi parecer. Parecía burlarse de mi con cada segundo que las manecillas se dignaban a dar. Entonces deje que todo se volviera negro, que las pocas figuras de luz iluminaran un tenue sendero pero por lo demás daba lo mismo si estaba oscuro, lo prefería así. Dolía menos.

Había leído en muchos lugares sobre un vacío en el pecho pero sólo un par de veces lo había sentido, nada excepcional, nada digno de ser contado. Y sin embargo, ahora lo valía, valía la pena describir ese frío que calaba cada parte de mi ser, cada hueso de mi cuerpo; lastimando con su roce lentamente, erosionando cada parte... preparando el terreno para poder tirarme.

Fue entonces cuando apareció el punto débil, una aguja atravesó de manera profunda y todo volvió a nublarse. Pero no de la misma manera, ahora sentía y el no ver simplemente aumentaba aquella agonía. No podía vislumbrar la salida, quería correr... quería alejarme lo más que fuera posible. Subirme a la torre más alta y no bajar nunca más, llegar a las profundidades del océano para no regresar a la superficie jamás.

Y de repente, volvía a la seguridad de mi mente, si es que a aquello podía denominarsele seguridad. Regresaba a aquello conocido, regresaba al dolor controlable... regresaba a las viejas memorias.

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