Imposible.

Sus labios rozaron los tuyos, una débil sonrisa apareció en su rostro mientras su lengua recorría sus labios había percibido el sabor a fresas de tu brillo. Tu reíste mientras tus brazos se enroscaban alrededor de su cuello y apoyabas tu cabeza en su hombro. Sus manos se posaron en tu cintura y entonces fue cuando todo cambio.

Levantaste tu rostro fijando tus ojos en los de él, avellanas observando unas nubes cargadas. Desviaste tu mirada, imposible sostener aquella carga eléctrica que existía entre ustedes en ese momento. Todos tus secretos eran desvelados para él, y tu preferías ocultar un par; no era necesario que él los conociera, lo lastimarías si se los decías.

Pero ya no había vía de escape, él lo había descubierto en ese sutil rechazo. Aquellas nubes relampaguearon pero nunca te alejaron; al contrario te mantenían pegada a su cuerpo. Sentías el subir y bajar de su pecho con cada respiración que él hacía, y era obvio que él sentía las tuyas, pero ninguno de los dos dijo palabra alguna. Intentaste escapar, deshacerte de ese férreo abrazo, pero cual cadenas de acero nunca te soltaron.

Murmuraste una frase intelegible, inaudible, inimaginable. Pronunciaste aquellas palabras, mismas que nunca imaginaste... esas que en tu vida se habían cruzado en tu mente. Ilógica, aquella situación era de lo más ilógica, irreal,  imposible. ¿Cómo era posible que lo dijeras?, lo tenías enfrente... con los brazos rodeándote, sin ganas de apartarse... y tu lo decías.

Entradas populares