Advertencia

Querida...

Sólo imagina que no existe, que en realidad nunca se ha dignado a abrir sus ojos por las mañanas ni a cerrarlos en la madrugada. No pienses en su olor o en la fuerza de sus manos apretando tu cintura, ni siquiera imagines el color de su piel, mucho menos la sensación que te provocaba sentir su pecho junto a tu mejilla cuando te atrevías a recargarte sobre él.

Te tardaste en entender pero al menos lo hiciste, dudaste por un segundo mirando aún el calendario pensando que el día estaba mal; golpeaste una y otra vez el reloj exigiéndole a las manecillas que avanzaran más rápido pero ahora te arrepientes, erraste tu deseo: lo que en verdad querías era que se detuviera en el instante que habías vivido y no en el que esperabas.

Querían comerse al mundo y fuiste tan ingenua para creer que lo harían juntos, lo que no habías pensado que tarde o temprano despertarías, las madrugadas serían más largas y tus días más cortos. ¿Cómo pudiste pensarlo? ¿Es que no te lo advertí en reiteradas ocasiones? Fuiste tu la tonta, él no te engañó. 

¿En serio quieres que te diga algo? ¿Cómo supones que puedo animarte? Ya te lo he dicho en reiteradas ocasiones, pero te haces de oídos sordos. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Pero claro, necesitabas estrellarte contra el muro de piedra para comprender... respira, sólo te queda hacer eso, el dolor poco a poco cederá.

Charlotte

Entradas populares