Quebec. Esta en tierra... entro a posición... se fue al aire. Copiado.


Y me puse depre... ¿por qué? porque después de dos meses duele decirle adiós a todas esas personas que entraron de una manera tan extraña en mi mundo. A esas personas que sin importar que onda con mi vida se mostraron amables, cariñosas y dispuestas a escucharme incluso cuando no tenían la obligación de ello.

Muchos, que no eran ustedes -bueno también ustedes, pero no por las mismas razones-, me llamaron loca por como deje que todas las relaciones iniciaran pero es que no sabían lo geniales que son. Fue diferente, una experiencia nada comparada a lo que había vivido antes.

Ustedes eran completamente diferentes, una gama de personas, situaciones, opiniones, consejos y emociones. Algo desconocido para mi mundo ya establecido. Hicieron un cambio en mi rutina, se añadieron a ella... se hicieron un huequito que yo creía casi imposible, pero lo lograron y ahora soy yo quien no los quiere dejar salir.

Aprendí a apreciar nuevas cosas, desde la más simple como una caminata del checador al comedor y de vuelta. Riendo de las ocurrencias del uno o burlándonos de las palabras del otro. ¡Qué tardes aquellas! ¡Qué preguntas nos hacían!
Antes, me preguntaba porque tantas personas se detenían en el puente peatonal a ver hacia las pistas y ahora sé lo que ven. Un paisaje magnifico, imponente... una vista que yo no sabía apreciar y que hasta ahora logro entender y valorar. Tiempo atrás pensaba que no era más que un simple medio de transporte, sin chiste... pero no lo es. Es algo más... tiene su gracia.

Gracias a todos ustedes por los momentos que pasé en estos dos meses, momentos que aunque parecen triviales han sido importantes. Me enseñaron demasiado y se los agradezco.

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